Por fin empezamos a jugar de verdad, y
enfrentarnos a otros equipos. Me gusta mucho la costumbre de que, cuando un
equipo es más débil que otro, o no tiene suficientes jugadoras, el equipo más
potente le presta jugadoras, para que el torneo se pueda desarrollar.
En el torneo de la Autónoma no ha podido
venir la compañera que suele tirar las patadas, y me han pedido que lo haga yo.
Me gusta que cuenten conmigo para esto. Pero me he sentido un desastre, porque
algunas de las patadas se tienen que hacer en movimiento, botando el balón que
por su peculiar forma, bota muy raro. Así que en el primer rato libre me he ido
a un campo cerca de casa a practicar patadas. La próxima vez lo haré mejor, ya que
se mejora mucho con la práctica.
La investigación de matemáticas del BI la
estoy haciendo sobre las patadas de rugby en las olimpiadas de Río. Analizo las
patadas de los equipos del torneo femenino. Con eso también puedo aprender
mucho sobre las patadas de transformación: lo que va indicando la investigación
es que tiene mucha relación con el ángulo desde el que se tira, además de la
potencia.
Jugamos otro torneo en la Complutense, en el
campo que llaman Central. Esta vez era un torneo más pequeño (sólo tres
equipos) y algunos equipos no tenían suficientes jugadoras. Yo me he prestado a
otro equipo y de esa forma he jugado más y aprendido a jugar mejor a seven, que
es la modalidad que jugamos cuando no somos suficientes (se juega con la mitad
de jugadoras que el rugby XV). Creo que ha sido una buena oportunidad
aprovechada para mejorar mi técnica.
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